lunes, 21 de mayo de 2012
miércoles, 9 de mayo de 2012
Acerca del entrenamiento de la fuerza y los deportes de resistencia, por Raúl Amil
Acerca del
entrenamiento de la fuerza y los deportes de resistencia
Creo poder afirmar que la fuerza es una cualidad menospreciada por los
deportistas de resistencia (maratonistas, triatletas, corredores de aventura,
etc.). Es poco habitual que estos atletas sigan planes de entrenamiento en los
cuales esté incluido el desarrollo de esta cualidad. A lo largo de esta nota
trataré de resaltar la importancia multidimensional de la fuerza muscular en
estos deportes y las razones de su inclusión en toda planificación.
Los deportistas de este tipo de disciplinas privilegian el desarrollo de
la resistencia por sobre las demás cualidades (fuerza, velocidad y flexibilidad),
por el impacto que tiene esta en el rendimiento en las diferentes
especialidades aeróbicas. Esto es correcto desde un punto de vista conceptual y
práctico, y mantiene coherencia con el Principio
de Especificidad: la respuesta es específica al estímulo. En otras
palabras, entrenando la resistencia, mejoraremos la resistencia.
Por otra parte, el desarrollo de la fuerza y en especial el que se
realiza en el gimnasio (dado que por ejemplo entrenar cuestas también es un
trabajo de fuerza), no ha tenido buena prensa. Existe un razonable temor a
desarrollar masa muscular (hipertrofia), con la consiguiente ganancia de peso y
a que “las pesas te pongan lento”. Estas creencias tienen alguna conexión con
la realidad ya que un trabajo de gimnasio mal planificado, y/o no alineado con
nuestros objetivos puede hacer más mal que bien. Asimismo es difícil encontrar
quien tenga experiencia en trabajos de fuerza para deportistas de resistencia.
Suelen verse, en el mejor de los casos, planes “inocuos” del tipo “muchas
repeticiones con poco peso” plagados de ejercicios monoarticulares que no
tienen ninguna transferencia al gesto deportivo.
Sumado a esto, siempre se asoció al gimnasio como algo reservado para
deportistas dedicados a especialidades donde esta cualidad es un factor clave
de éxito, como lanzadores, luchadores, pesistas, velocistas, etc.
Como resultado de lo anterior, es común ver deportistas de resistencia
con marcados déficit de fuerza, el cual suele manifestarse de diferentes
maneras: performances debajo del potencial, gestos técnicos incorrectos, deformaciones
posturales, lesiones, etc. Cabe aclarar que varias de las formas en las que se
expresa dicho déficit son interdependientes (por ejemplo, un gesto técnico
realizado de manera incorrecta disminuye nuestra performance potencial y puede
conducir a una lesión). Un caso particular de lo mencionado anteriormente son
los desbalanceos musculares (déficit de fuerza relativo entre agonistas y
antagonistas), fenómeno habitualmente apreciable en los corredores de larga
distancia, quienes suelen poseer cuadriceps débiles (grupo muscular situado en
la parte anterior del muslo) con respecto a los isquiotibiales (grupo muscular
situado en la parte posterior del muslo).
Fuerza, equilibrio y economía
Según Leopold Busquet, el cuerpo humano obedece a tres leyes: la del
equilibrio, la de la economía y la del confort (no dolor). En el
desplazamiento, el atleta tratará de conservar el equilibrio (aunque se trata
de un equilibrio dinámico), dando prioridad al no dolor. Para ello, dice
Busquet, hará “trampas”, con modificaciones gestuales, disminuciones de
movilidad y adaptaciones defensivas, todas ellas en detrimento de la economía,
que le harán recuperar el confort. Perder economía para cualquier deportista de
resistencia es resignar una cualidad distintiva de estas disciplinas, y que
objetivamente se puede expresar como que porcentaje de VO2max utilizamos ante
una misma velocidad de desplazamiento (las diferencias de economía, explican en
parte las diferencias de performance en atletas con el mismo VO2max).
Fuerza y velocidad
La velocidad de ejecución de cualquier gesto deportivo tiene una relación
directa con la fuerza aplicada. Esto está reflejado en la primera Ley de Newton,
la cual expresa que la aceleración (variación de la velocidad) que experimenta
un cuerpo es directamente proporcional a la resultante de las fuerzas que
actúan sobre él. Dicho de otra forma, para aumentar la velocidad de un cuerpo
es necesario aumentar la intensidad de la fuerza aplicada sobre él.
Fuerza y resistencia
Existe una interesante correlación entre fuerza y resistencia. Si bien
por las adaptaciones funcionales y morfológicas que cada una implica
(conversión de un tipo de fibras en otro, aumento o disminución de la densidad
capilar, aumento o disminución de la cantidad de mitocondrias, etc.), fuerza
máxima y resistencia se oponen mutuamente, un trabajo de fuerza correctamente
orientado puede mejorar la resistencia sin necesidad de aumentar el VO2max.
Existe evidencia científica (Hickson et al, 1980, Hickson et al ,1988)
de la mejora del rendimiento en pruebas de resistencia (ciclismo y carrera a
pié) luego de un entrenamiento de fuerza. Este tipo de mejora se atribuye a cambios
en el patrón de reclutamiento de las fibras lentas (ST) y rápidas (FT). Esto se
puede explicar brevemente de la siguiente forma: luego del trabajo de fuerza,
fibras ST aumentan el tiempo de agotamiento por la consiguiente elevación de su
pico de tensión máxima (para la misma carga absoluta, trabajan a un porcentaje
menor de su máxima capacidad). Esto originará que se postergue el reclutamiento
de las fibras FT, las cuales tienen baja resistencia a la fatiga. Estas
evidencias se correlacionan y podrían explicar los hallazgos de otros estudios
(Marcinik et al, 1991) en los que se detectaron elevaciones en el umbral de
lactato luego de realizar entrenamientos de fuerza.
Algunas características que debería tener un trabajo de fuerza para un
deportista de resistencia
- Que sea
adecuado al nivel del deportista y a su etapa de desarrollo
- Que esté
dirigido hacia la prueba objetivo
- Que se
realice según la siguiente secuencia:
1) Estabilización
de las articulaciones - Corrección de desbalanceos
2) Desarrollo de
la fuerza general
3) Desarrollo de
la fuerza específica
- Que
plantee objetivos a corto, mediano y largo plazo
- Que siga
la misma periodización que tiene
el plan de resistencia (Período preparatorio, período competitivo y
período de transición)
- Que siga
el Principio de Progresión, que
en palabras de Bosco se puede expresar: “el único modo de desarrollar la
fuerza muscular es someter a los músculos a ejercicios de resistencia
progresivamente crecientes”
- Que respete
los microciclos de carga y descarga del plan de resistencia. Esto permite
manejar mejor la fatiga psíquica, la del sistema nervioso y la del sistema
endocrino
- Que
prevea una correcta y dirigida valoración de la fuerza y el monitoreo de
los progresos
- Que esté
compuesto por ejercicios coordinativos y de potencia (cargadas, arranques,
segundo tiempo), ejercicios básicos (sentadillas profundas, press de
pecho, dominadas, peso muerto, fuerza estricta), trabajo de zona media (abdominales,
espinales), ejercicios accesorios (generalmente monoarticulares para
estabilizar o compensar) y ejercicios de transferencia (saltos,
lanzamientos)
- Que sean
ejecutados con alto grado de calidad técnica (para lo cual es
imprescindible la supervisión de un experto), ya que los errores de este
tipo nos pueden lesionar en una sola repetición
- Que se
realice con una frecuencia mínima de 2 veces por semana
Para finalizar, me gustaría mencionar algunos de los beneficios adicionales
que se pueden obtener al hacer un plan de fuerza que cumpla los requisitos
mencionados:
- Mejora
del sostén articular y por lo tanto de la capacidad de absorber impactos
- Aumento
de la densidad ósea (prevención de la osteoporosis en las mujeres)
- Mejora
del gesto técnico por mejora en la coordinación intermuscular
- Mejora de
la fuerza sin hipertrofia por mejora en los factores nerviosos (reclutamiento
y sincronización)
- Incremento
de los niveles basales y en la liberación de hormona de crecimiento
(somatotropina), con los consiguientes beneficios:
- Aumento
de la síntesis proteica (efecto anabólico)
- Reducción
en la utilización de proteínas (efecto anticatabólico)
- Estimulación
del crecimiento de los cartílagos
- Mejora
en la utilización de los lípidos como combustible (con el consiguiente
ahorro de glucógeno)
- Mejoras
posturales
Bibliografía utilizada y recomendada
BOSCO, C. Fuerza Muscular, Aspectos Metodológicos. Editorial INDE, 2000
GONZALEZ BADILLO, J., GOROSTIAGA AYESTARAN, E. Fundamentos del
Entrenamiento de la Fuerza. Editorial
INDE , 2002
BUSQUET, L. Las Cadenas Musculares. Editorial Paidotribo, 2004
COMETTI, G. Los Métodos Modernos de Musculación. Editorial Paidotribo,
2005
Raúl Amil
raul.ronin@gmail
Suscribirse a:
Entradas (Atom)