Escribe Angel Cruz en su blog http://blogs.as.com/carros-de-fuego/
Es una pena que la marca lograda por el keniano Geoffrey Mutai (2h 03:02) en el Maratón de Boston no vaya a ser aceptada como récord del mundo, pero es de justicia que no lo sea. El registro es espléndido (lo mismo que el de su compatriota Moses Mosop, segundo con 2h 03:06), pero fue conseguido en condiciones prohibidas para ser considerados como récord, según la normativa vigente. El Maratón de Boston (el más antiguo del mundo entre los que se celebran anualmente) ha diseñado una carrera cuesta abajo, excesivamente cuesta abajo, y en este sentido sus marcas tienen sólo valor de referencia.
En las Reglas de Competición 2010-2011 de la Federación Internacional (IAAF), que podéis encontrar en la página www.iaaf.org, se dice en el artículo 260.28, apartado B, referente a los requisitos necesarios para homologar un récord mundial en carreras en ruta: "La salida y el punto final, medidas a través de una teórica recta entre ellos, no debe ser menos de la mitad de la carrera". Es decir, que en el caso de un maratón, debe ser inferior a 21.098 metros. En Boston es sensiblemente mayor. Y en el apartado C dice lo siguiente: "La diferencia de elevación entre la salida y la meta no debe exceder 1:1.000 (un metro por kilómetro)". Es decir, que en el caso que nos ocupa la diferencia no debe exceder los 42 metros de altitud entre la salida y la meta. Pues bien, en Boston es de 136 metros. Es decir, es claramente cuesta abajo. La salida está a 141 metros sobre el nivel del mar y la llegada a sólo cinco.
Hay antecedentes de plusmarcas mundiales no aceptadas por la IAAF por este mismo motivo. Por ejemplo, el récord vigente de medio maratón femenino es de 1h 05:50, logrado por la keniana Mary Keitany en Ras Al Khaimah (Emiratos Árabes) el 18 de febrero pasado. Sin embargo, la mejor marca lograda jamás en la distancia es de la británica Paula Radcliffe, que el 21 de septiembre de 2003 corrió en un tiempo de 1h 05:40 en South Shields, no aceptada como récord del mundo porque había un desnivel de 30,5 metros entre la salida y la meta. Y lo mismo sucede con los 1h 05:44 de la keniana Susan Chepkemei el 1 de abril de 2001, en Lisboa, con un declive de 69 metros. En esta misma temporada no se han aceptado los 2h 06:35 de Markos Geneti del 20 de marzo en Los Ángeles, porque el desnivel entre salida y meta era de 122,22 metros.
Repito: es una pena que Geoffrey Mutai no vea convertida en récord su marca, pero es justo. La IAAF ha reglamentado cuidadosamente estas cosas precisamente para evitar que se consigan registros espectaculares buscando recorridos a tumba abierta, por decirlo de alguna manera. Lo que no quita que correr en estas marcas sea un prodigio.
Por cierto, también se arguye que había viento excesivo. Pues bien, la IAAF no tiene nada reglamentado acerca de esto en las carreras de maratón, donde obviamente, no es obligatorio utilizar un anemómetro. En Boston se estima que había cuatro metros de viento a favor, pero, ¿cómo se ha hecho esa estimación? ¿Los había siempre, o sólo en determinados instantes? "Sí, soplaba viento de espaldas, pero no excesivamente", dijo Mutai tras la carrera. La razón de que no se acepte el récord es la del desnivel y la de la distancia en línea recta entre salida y meta.
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